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sábado, 15 de noviembre de 2008


(Harry en una especie de purgatorio, entre la vida y la muerte)


Harry y Dumbledore se sentaron sin hablar un largo rato. La comprensión de lo que había ocurrido se aposentó gradualmente sobre Harry en esos largos minutos, como suave nieve cayendo.

- Tengo que volver , ¿verdad?.
- Si así lo quieres.
- ¿Tengo elección?.
- Claro que si, - dumbledore le sonrió- ¿Estamos en.. la estación King Cross, dijiste? creo que si decides volver.. podrás digamos… tomar un tren.
- ¿Y a dónde me llevaría?

- Adelante - Dijo Dumbledore simplemente.
Silencio de nuevo.

- Voldemort tomó la varita de sauco.
- Cierto, Voldemort tiene la varita de sauco.

- Pero ¿Usted quiere que vuelva?-
- Creo -dijo Dumbledore - que si eliges volver, hay una posibilidad de que esto pueda terminar bien. No puedo prometértelo, pero sé esto Harry, que tienes menos miedo de volver a aquí que él.
Harry volvió a mirar de nuevo a la especie de material que temblaba y se ahogaba en la sombra bajo la distante silla.
- No compadezcas a los muertos, Harry. Compadece a los vivos, y sobre todo, a quien vive sin amor. Pero volviendo al tema, puedo asegurarte que se mutilarán menos almas, y se romperán menos familias. Si esa no te parece una meta que merezca la pena, digamos adiós al presente.
Harry asintió y suspiró. Abandonar este lugar no sería ni de lejos tan duro como había sido entrar en el bosque, pero se estaba cálido y había luz y paz allí, y sabia que se dirigía de vuelta al dolor y al miedo de más pérdidas. Se puso en pie, Dumbledore hizo lo mismo, y se miraron durante un largo momento a la cara.
- Dígame una última cosa – dijo Harry –
¿Esto es real? ¿O ha estado ocurriendo dentro de mi cabeza?
Dumbledore le sonrió ampliamente, y su voz sonó alta y fuerte en los oídos de Harry a pesar de que la brillante niebla estaba descendiendo de nuevo, oscureciendo su figura.
- Por supuesto que está ocurriendo en tu cabeza… Pero Harry, ¿Por qué tendría que significar que no es real?

Virginia Woolf a Leonard Woolf
(Carta escrita por Virginia Woolf a su marido Leonard, momentos antes de ahogarse intencionadamente en el río Ouse)

28 de Marzo de 1941

Querido,estoy segura de que, de nuevo, me vuelvo loca. Creo que no puedo superar otra de aquellas terribles temporadas. No voy a curarme en esta ocasión. He empezado a oír voces y no me puedo concentrar. Por lo tanto, estoy haciendo lo que me parece mejor. Tu me has dado la mayor felicidad posible. Has sido en todo momento todo lo que uno puede ser. No creo que dos personas hayan sido más felices hasta el momento en que sobrevino esta terrible enfermedad. No puedo luchar por más tiempo. Sé que estoy destrozando tu vida, que sin mí podrías trabajar. Y lo harás, lo sé. Te das cuenta, ni siquiera puedo escribir esto correctamente. No puedo leer. Cuanto te quiero decir es que te debo toda la felicidad de mi vida. Has sido totalmente paciente conmigo e increíblemente bueno. Quiero decirte... todo el mundo lo sabe. Si alguien podía salvarme, hubieras sido tu. No queda nada en mí salvo la certidumbre de tu bondad. No puedo seguir destrozando tu vida por más tiempo.

No creo que dos personas pudieran haber sido más felices de lo que nosotros hemos sido.
Virginia

sábado, 1 de noviembre de 2008


No hay barrera, cerradura, ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente. (virginia woolf)